Electric Avenue

Galería Monoambiente, Buenos Aires

ELECTRIC AVENUE

 

I sing the body electric,

The armies of those I love engirth me and I engirth them,

They will not let me off till I go with them, respond to them,

And discorrupt them, and charge them full with the charge

of the soul.

 

Le canto al cuerpo eléctrico

Me sostienen los ejércitos de quienes amo, y yo los sostengo a ellos;

No me dejaran partir hasta que vaya con ellos, y responda por ellos.

Y los purifique, y los cargue completamente con la carga

de mi alma.

—Walt Whitman

 

Oh no

We gonna rock down to Electric Avenue

And then we’ll take it higher

—Eddy Grant


La primera exposición de ÁREA fuera de Chile, presenta en la galería Monoambiente de Buenos AIres el trabajo del arquitecto David Scognamiglio y el diseñador Sergio Recabarren como una exploración en torno a nociones del inconsciente tecnológico, resistencia y entropía en un circuito eléctrico artificial dispuesto para proyectar las relaciones entre energía y espacio arquitectónico.

Pertenecientes a la generación de artistas que crecieron con Internet y para los que una mentalidad digital es completamente natural, Scognamiglio y Recabarren están también experimentando con las formas en que el concepto de sus obras se puede traducir en trabajos donde lo invisible se torna físico. A primera vista, las obras pueden parecer abstractas y conectadas a algo inmaterial, pero infaliblemente sugieren asociaciones que se extienden mucho más allá de la realidad concreta. Ambas voces se combinan para formar una arquitectura y signos favorables a la descompartimentación de los sentidos.

En consecuencia a su práctica en torno a la reformulación arquitectónica a través de la energía, el arquitecto italiano David Scognamiglio crea una instalación personalizada —site specific— que ofrece una especial situación de habitar la galería. La estructura multidireccional e iluminada, desafía las fuerzas horizontales y verticales de la sala de exposición, dando a los visitantes la experiencia de crear un recorrido propio, tanto para estar a la deriva como para estar atento. Entrega una experiencia nueva del lugar, cuyas medidas principales fueron traducidas por el volumen de cables que las contiene y por la electricidad que viaja a través de ellos y se propaga a través del espacio.

Sergio Recabarren es conocido por las intervenciones y re-funcionalización de lenguajes y códigos propios de la cultura del diseño de comunicaciones a objetos y experiencias de representación visual digital. Su obra presenta poderosas imágenes en estado de agitación, momentos electrónicos hipnóticos, orgánicos e impredecibles que entregan una señal potente de que estamos sujetos a las fuerzas de la naturaleza y la influencia de los medios de comunicación. Investigando activamente las posibilidades que Internet y la tecnología tienen para ofrecer, Recabarren pone en escena un vocabulario de imágenes mediadas, donde en muchas de ellas entrega al espectador la posibilidad de participar en la secuencia o pulso de las imágenes generadas de manera electrónica. Se puede entender como algo donde el significado o final es todavía indefinido. La representación visual de su obra se refiere a muchas cosas a la vez, tanto a los sueños y los estados alterados de conciencia chamánicos, donde los resultados y variaciones visuales basadas en algoritmos entregan posibilidades infinitas como también una suerte de expresionismo abstracto electrónico que establece relaciones problemáticas entre lo real y lo ficticio.

ELECTRIC AVENUE (también la primera calle del mercado de Brixton, Londres en ser iluminado por la electricidad) indaga en las fuerzas que influyen en nuestras vidas pero que a menudo permanecen intangible para nosotros. La energía eléctrica cumple un rol clave en la creación de procesos económicos, políticos, sociales, orgánicos y sintéticos, tanto dentro como fuera de las estructuras que sostienen la vida y la cultura. Compone la base de la sociedad inalámbrica y constantemente iluminada en la que vivimos. Sin embargo al presentarse como objetos aislados, como fragmentos sin un contexto, parecen absurdamente mudos, disfuncionales, como reliquias prehistóricas. En esta exposición, estos circuitos eléctricos examinan la energía como metáfora del inconsciente tecnológico así como desencadenan asociaciones que nos animan a pensar en ella como algo que puede ser compartido, alterado o dirigido en una dirección inesperada, no carente de sensualidad, progreso, melancolía y peligro.

 

PATRICIO POZO

CURADOR